miércoles, noviembre 30, 2005

Leyenda del corredor

Uno no sabe muy a ciencia cierta a qué se le puede atribuir exactamente el calificativo de leyenda urbana (hay un artículo que lo explica exhaustivamente), pero voy a relatar un sucedido que -cierto o mítico- tiene gracia.
Cuando aún existían los gobiernos civiles en las capitales de provincia (parece la prehistoria, o lo es...) un gobernador civil envió a un propio a un pueblecito de la provincia para intentar atemperar los ánimos de los vecinos, que andaban un tanto soliviantados, contra una ordenanza dictada para el pueblo por dicho gobernador en un asunto de riegos. Era de imaginar la mala leche que gastaba el pueblo hacia el jerarca, razón de peso para que éste no acudiera personalmente y enviara un emisario. Pues bien, el propio llegó al pueblo, le recibieron a cantazos y se dedicaron a perseguirle hasta que pudo refugiarse en el cuartelillo de la Benemérita donde puso una denuncia contra los energúmenos en uno de cuyos párrafos decía: "A la voz de, "vamos a endiñarle", empezaron a encorrerme, cagándose además en la puta madre de su Excelencia y en la de quien ésto suscribe, que lo puede suscribir porque corrió más que ellos".

2 comentarios:

Turulato dijo...

Desde la profunda admiración que le profeso, pues sabe que le considero mi "maestro", permítame completar la frase...
A la voz de, "vamos a endiñarle", empezaron a encorrerme, cagándose además en la puta madre de su Excelencia, cuya vida guarde Dios muchos años, y en la de quien ésto suscribe, que lo puede suscribir porque corrió más que ellos

siouxie dijo...

jajajajaja, me parto de risa con estas historias!
Gracias :)