viernes, noviembre 28, 2008

Muñoz Seca, humor hasta el final




Pedro Muñoz Seca no daba paz a su pluma. No bien había echado el telón a una comedia empezaba con otra, acuciado por la continua demanda de títulos que le hacían todas las empresas teatrales de Madrid, y por mantener a sus nueve hijos.
Un día le preguntó un señor:
―Oiga, don Pedro, ¿no cree que usted podría haber llegado a ser universalmente famoso de haberse dedicado a otro género teatral distinto del que cultiva?
Muñoz Seca adivinó lo que podría haber detrás de la pregunta y le contestó sin inmutarse:
―Acaso no le falte razón. Yo también lo he pensado muchas veces desde que llevo escribiendo teatro. Pero si cultivo este género es por una razón muy poderosa: Yo siempre he dicho y pensado que prefiero que el día de mañana mis nueve hijos se paseen en coche alrededor de todas las plazas del mundo, que no tengan que pasearse a pie y sin dinero alrededor de mi estatua.
El autor de La venganza de don Mendo, era propietario, fruto de los esfuerzos y fertilidad de su pluma, de una casa en Madrid que tenía arrendada. Tenía varias plantas y los vecinos le solicitaron que instalara un ascensor para comodidad de todos. Él se puso a estudiar el asunto e inició el proyecto. Comoquiera que en ese lapso de tiempo tuvo lugar el advenimiento de la República, uno de los vecinos colocó un cartelito en el portal del edificio dirigido al dueño, de conocida tendencia monárquica que rezaba: “Una, dos, tres, ¡Fuera el Rey!”. Al día siguiente podía leerse bajo la esquela lo siguiente: “Una, dos, tres y cuatro, ¡Hay ascensor para rato!”.
Fue Muñoz Seca autor de fertilísimo ingenio, de copiosa inventiva, de personalidad inconfundible hasta ser creador de una manera y un estilo que abriría la puerta posteriormente a los más jóvenes autores del teatro del absurdo como Jardiel Poncela y Mihura.
Al estallar la Guerra civil, fue detenido en Barcelona, donde se estrenaba La tonta del rizo, acusado de tener ideas monárquicas y trasladado a Madrid, a la recién creada Cárcel para hombres, número 2 ―establecida en el colegio de los Escolapios de san Antón. Un día les dijo a sus carceleros: “Me podéis quitar todo, la familia, la libertad, mis bienes. Pero, ¿sabéis lo que no podréis quitarme jamás? El miedo, este miedo horrible que tengo”.
El 28 de noviembre de 1936 fue sacado de la cárcel, como otros miles de prisioneros, y fusilado sin juicio alguno. Antes de ser ejecutado se dirigió a sus verdugos diciéndoles: “Me temo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades”.
A Pedro Muñoz Seca le asesinó la barbarie. Porque la barbarie no sabe reírse. Ni entiende de cultura. Ni lee un solo libro. "Y odia tanto, que no tiene tiempo para pensar".

jueves, noviembre 27, 2008

Cuerpo de mujer

—¿Hay acaso algo más absorbente en este mundo que un cuerpo femenino? Algunos hombres prefieren aventurarse en regiones remotas e ignoradas de la Tierra para explorar desiertos pedregosos e inhóspitos, o florestas silentes, o cavernas abruptas. Para otros, el mayor misterio es un cuerpo de mujer. Cada centímetro, cada lunar, cada pliegue, cada brizna de piel.
—Eso podría interpretarse como un ejercicio de culto al cuerpo. ¿La mujer pensará de igual manera respecto al hombre? ¿Creen hombre y mujer del mismo modo?
—Claro. Toda relación sexual es un ejercicio de culto al cuerpo.
—¿No es como una ceremonia religiosa con su ritual propio y cuya culminación es un acto donde cada uno absorbe la sustancia del otro?

domingo, noviembre 16, 2008

Poéticas mentiras

Desoye tu corazón, actor, y prepárate. Vas a mentir. Tus mentiras guardan secretos sutiles de color y de forma, están manipuladas, metódicamente estudiadas. Lo has estado ensayando, recuerda, la práctica debe siempre preceder a la perfección. Las mentiras que de ti emanen vienen de otras mentiras creadas. ¿Qué interés tiene hablar de la dependienta de la panadería si no es para crear una mentira a su alrededor? ¿O del administrativo de la oficina si no es para inventarle una nueva vida absolutamente falsa?
La realidad de la vida nada tiene de mentira, sólo el artista, el creador, puede mentir de una manera irresponsablemente hermosa. La realidad es vulgar, la mentira es arte y placer. Como dijo Platón: "la poesía y la mentira son artes que no dejan de tener relaciones mutuas".
Recrea las mentiras, actor, que la Vida querrá entrar después en este círculo encantado.

viernes, noviembre 07, 2008

Supersticiones y trolas

Es bien sabido que el color amarillo está considerado de muy mal agüero en el ambiente teatral. Y abundan entre la gente del teatro las supersticiones: No se pueden dar vuelta a las sillas, ni sentarse a la mesa del apuntador, ni silbar, ni siquiera hacer calceta durante los ensayos.
Pero la más extendida es la de evitar el color amarillo en los decorados, en los vestidos, en los carteles, en los programas...
Esta superstición tiene su origen en que era amarilla la bata que vestía Molière el 17 de febrero de 1673, durante la cuarta representación de El enfermo imaginario, en la que el glorioso autor-actor halló la muerte.
Pero como hay tenaces y agudos investigadores que lo investigan todo y descubren muchas cosas, han descubierto hace años que la bata que vestía Molière el día de su muerte no era de color amarillo.

Jean Baptiste Poquelin, nombre real de Molière, se había caracterizado siempre por escribir sátiras contra los convencionalismos sociales y terminó siendo víctima de ellos pues, pese a que solicitó auxilio religioso antes de morir, le fue negado; dos sacerdotes rechazaron darle asistencia espiritual. El Ritual de París, promulgado en 1654, prohibía dar auxilio religioso a rameras, cómicos, usureros y brujos (Como si todos ellos tuvieran algo en común, ¿no?). A estas "gentes" les fue prohibido "recibir la comunión durante sus vidas y sepultura cristiana después de sus muertes".
Molière se quedó sin santos óleos y casi se queda sin tumba a no ser por la intervención del rey Luis XIV, mecenas y padrino de uno de los hijos del cómico, que consiguió que éste fuera enterrado en el cementerio parisino de San José, aunque de noche y sin pompa alguna. El argumento que el rey expuso al arzobispo de París para que el actor descansase en sagrado no tenía desperdicio: Le dijo que si los entierros cristianos se hacían a metro y medio de profundidad, autorizase a inhumar a Moliére un poco más abajo, porque allí la tierra sería menos sagrada.
Moliére fue trasladado en el siglo XIX al recién inaugurado cementerio de Père Lachaise, una de las necrópolis más bellas y selectas del mundo. Y si el visitante poco avisado cree que va a encontrar el famosísimo epitafio que todos quienes no han pisado el cementerio afirman con rotundidad que figura en su panteón, dará más vueltas que una peonza. La célebre frase "Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace muy bien", no existe.
Y de una trola con superstición a otra trola sin ella, pues ya que hablamos de epitafios y cementerios, me viene a las mientes el curioso epitafio que dicen que hay escrito en la lápida de la tumba de Groucho Marx: "Perdone que no me levante". ¡Falso como la promesa de un concejal!
Las cenizas de Julius Henry Marx, Groucho, están depositadas en un columbario del cementerio Eden Memorial Park de Los Ángeles, donde sólo están grabados su nombre artístico, las fechas de nacimiento y defunción, y la estrella de David por su origen judío.

Si no existieran supersticiones en el teatro, ¿quién les quita ahora a todos los cómicos -y cómicas- que han pisado los escenarios durante estos trescientos treinta y cinco años que todas las desgracias que les han ocurrido no se han debido a pura casualidad, a malquerencias de los enemigos, a propia torpeza o escasez de méritos, sino al color amarillo?

lunes, noviembre 03, 2008

La fauna delictiva



(Heraldo de Aragón. 2-11-08. Pág.13)