La semana pasada, en una de nuestras habituales tertulias, hablábamos de poesía. Turulato dijo que no sabía escribir poesía, pero Currinche y el que suscribe le refutamos de inmediato, lógicamente. Argüía nuestro amigo que no escribía versos rimados. Puede ser. Pero él regala poesía en sus escritos. En su más reciente
artículo la ha esparcido con rotundidad, como en todos los demás.
Cuando cae en nuestras manos un libro de poemas, mientras paseamos la mirada por entre los versos, nuestra imaginación y nuestra memoria comienzan a aletear iniciando un vuelo que quiere llevarnos a momentos pasados o a situaciones soñadas. La poesía tiene, de este modo, la posibilidad impagable de engarzar sentimientos y sensaciones de las que somos -o hemos sido- protagonistas reales u oníricos, identificarnos con hechos o personajes y, en fin, hacernos vibrar, estremecer y vivir. El bueno de mi amigo
Antonio me confiaba una noche tras una representación que no podía pasar un día entero sin haber leído aunque fuera un pellizco de poesía porque -de no hacerlo- sentiría que le faltaba algo profundo y vital para él.
Pero la poesía no late exclusivamente entre los versos de un libro de poemas. En cualquier párrafo de una novela, en un diálogo teatral, en una secuencia cinematográfica, en la fotografía de un periódico, en la pincelada de un cuadro, o en el paisaje más conocido y cotidiano, puede esconderse la poesía. ¿Cuántas veces no habremos escuchado una melodía, o una canción, que nos transportan a ese mundo de ensueño que encubre a la poesía? Poesía que huye de palabras grandilocuentes y gestos solemnes. Poesía de las cosas más pequeñas, ésas que habitualmente pasan desapercibidas a nuestros sentidos precisamente por familiares. Cuando el desencanto y el hastío nos han conducido a ese camino que nos deja desprovistos de la capacidad de sorpresa, tantas y tantas sensaciones se vuelven invisibles a nuestros ojos... Y entonces advertimos que nosotros nos hemos vuelto insensibles a las sensaciones y a los sentimientos.
¿Qué es poesía? La mirada de Bárbara, las palabras de Turulato, el guiño cómplice de Kalía, la risa de Currinche y la letra de la canción compuesta por Emilio.
¿Qué es poesía? Quizá sea mirar con el sentimiento más profundo las sensaciones acurrucadas en los corazones que son capaces de abrir los ojos a aquellas pequeñas cosas que nos rodean casi imperceptiblemente y que son las que hacen brotar la vida.