No ha mucho tiempo que platicaba con Turulato sobre algo que nos preocupaba a ambos. "¿Cómo se pinta en un cuadro la desesperación?" -me decía a propósito de la actitud de un personaje que vive enfrente de su casa. El hombre en cuestión acostumbra a ser presa de comportamientos que podrían ser tildados de estrafalarios si no fuera porque llevan a cuestas una grandísima carga de amargura. ¿Cómo describir la amargura? Ninguno de los dos sabíamos cómo hacerlo. Angustias, desesperanzas, aflicciones nos rodean y, aunque sepamos adivinarlas, observarlas o percibirlas no somos capaces de escribirlas, y describirlas.
Seguramente sólo puede hacerlo quien alcance un grado de indiferencia que permita observar sin la distracción de los sentimientos. Pero, ¿cómo no sentir?