martes, febrero 26, 2008

Una vida de novela

Estaba sentado a la mesa de un café intentando enhebrar cuatro frases que se pudieran convertir en un relato cuando el camarero -después de haber mirado por encima de mi hombro lo que hacía- me espetó muy convencido: "Si yo le contara mi vida, seguro que de ahí sacaba usted una novela". Asentí con un gesto. Y concluí que toda existencia es susceptible de verse plasmada en una narración, libro de poemas o ensayo filosófico. Porque si miramos en derredor nuestro siempre hallaremos algo digno de mención en la vida de cualquier semejante y que nos sea de utilidad para nuestras empresas literarias.
Todos tenemos alguna cosa importante que contar, aunque solamente sea porque somos piezas inevitables del complejo engranaje que es el mundo. Lo que sucede es que no todos somos capaces de contar nuestras experiencias vitales con la misma vehemencia o el mismo interés. Hay quien va al bar de la esquina y luego lo cuenta como si hubiera ido a la guerra del Líbano; y, sin embargo, hay otro que acaba de llegar de la guerra del Líbano y al contarlo parece que hubiese ido al bar de la esquina.
También hay personas con una imaginación muy frondosa que llegan a ser capaces de "inventarse" la vida de cualquier hijo de vecino simplemente por hacer tiempo mientras esperan en una cafetería o en la consulta del médico; y les divierte horrores, al mirar a una persona, imaginarse su trabajo, su familia, sus aficiones y hasta su forma de ser. Entonces recordé...
Caminaba hacia casa cuando vi a una mujer joven, de pelo rubio y aspecto frágil besar un sobre justo antes de introducirlo en un buzón de correos. Me fijé tanto en el hecho que no reparé en la persona. No sabría decir qué edad, siquiera aproximada, tenía. No sé si llevaba el pelo largo o corto, ni cómo iba vestida; solamente pude advertir que era rubia y su aspecto se me antojó frágil, nada más. Pero sí quedó grabado en mi retina el beso que dio al sobre antes de ponerlo en el buzón. ¿Se trataba de una carta de amor? ¿Se despediría para siempre de la persona amada o le estaría pidiendo que volviese junto a ella? ¿Estaría zanjando una disputa por celos o demandaría explicaciones por alguna ausencia que consideraba injustificada? ¿Sería una misiva destinada a un familiar cercano deseándole la recuperación pronta de una enfermedad o la felicitación por algún acontecimiento? También imaginé que pudiera tratarse de una carta solicitando un trabajo muy necesario, o el envío de un curriculum. Quizás una carta de pésame, o la participación para un concurso millonario, o quizás... Las posibilidades se antojaban infinitas.
No sentí curiosidad por el contenido de aquel sobre sino por la cantidad de alternativas que se le presentaban a mi imaginación, los anhelos, los deseos, las frustraciones, las alegrías o las tristezas que podían latir en el interior de aquel sobre que unos labios acababan de sellar con un beso. Cualquiera de las posibilidades era susceptible de ser utilizada para poner la primera letra de una novela. Acaso también para descubrir toda una vida, una vida de novela.

viernes, febrero 22, 2008

Relámpago


Fulgor de unos ojos que cada noche se derraman como una lluvia de estrellas, estremeciendo el sentido anhelante de una piel que llama, con voz anochecida, suplicando el roce incandescente de los labios amados, amantes, posesivamente ajenos.

lunes, febrero 11, 2008

San Valentín


No se ponen de acuerdo las leyendas a la hora de adjudicarle una causa histórica a la actual celebración del día de los enamorados. Hay quienes afirman que su origen nace en los países nórdicos puesto que, por estas fechas, los pájaros buscan el apareamiento y había que buscar una fecha para festejar los enamoramientos de pájaros y humanos eligiendo el santo que caía más a mano. Otros aseguran que el santo Valentín -a la sazón obispo de Interamna Nahartium (hoyTerni, en la Umbría italiana)- casaba parejas en secreto pues el emperador Marco Aurelio Flavio había prohibido el matrimonio de sus soldados afirmando que los casados eran malos guerreros. En resumen, que no se sabe casi nada de la razón por la cual el 14 de febrero, día que destina el santoral de la Iglesia Católica para San Valentín, se celebre el Día de los enamorados. Como lo del apareamiento de las avecillas es atrozmente bucólico el que suscribe prefiere chafardear sobre el santo.
Pero si poco se sabe del patrón de los enamorados, todavía hay mayor desconocimiento sobre dónde reposan los huesos del santo Valentín. Y es que con sus presuntos huesos se podrían reconstruir tres santos por lo menos. A no ser que el obispo casamentero tuviera un esqueleto formado por 745 huesos.
En Italia aseguran tener al santo en Roma, Terni, Turín y en Belvedere Marittimo. Y como los españoles somos como somos, también tenemos huesecillos de san Valentín. En la Iglesia de san Antón, en Madrid, se guardan dos fémures y la calavera, ya que fueron un regalo de Roma a los reyes de España en el siglo XVIII. Y en los archivos de la catedral de Almería existen unos documentos que afirman que el cuerpo de un mártir llamado San Valentín, cuya fiesta se celebraba el 14 de febrero, fue trasladado desde el cementerio de San Ciríaco, en Roma, hasta Almería. Los huesos se guardaron primero en una urna bajo el altar y, luego, en un armario. Muchos años después, al salir del armario, nadie se acordaba de quién era y lo sacaron como difunto de a pie para enterrarlo con el resto de muertecitos del osario común del cementerio de la catedral. Cuando cayeron en la cuenta de que habían inhumado al santo era tarde porque la mezcolanza ósea había sido inevitable. Y allí debe seguir, en el jardín de la catedral, tan ricamente.
En Terni se organizan grandes y emotivas celebraciones de enamorados en la iglesia donde reposan las reliquias de san Valentín. En la iglesia de san Antón de Madrid, que es la misma en la que se bendicen los animalicos cada 17 de enero (miren, al final nos ha surgido una relación con el apareamiento pajaril) los enamorados no van a visitar los fémures de Valentín. Mola más ir al CorteInglé a comprar chorradicas.

El premio

Mi pobre Yorick, asoma tu brillante calavera a este sol cohibido de febrero. En la sencillez de tu existencia, desde las vacías cuencas de tus ojos estarás mirando, sorprendido, cómo han vuelto a olvidarse de ti. Te han tenido en sus manos hace tiempo, Yorick, y te han abandonado. Muchos de ellos, incluso los que soñaron con mirarte frente a frente, cambian su camino para no volver a encontrarse contigo. Les asusta tu sencillez. Y es más cómodo pensar que no te tuvieron en su mano cuando eran capaces de soñar. No eres rentable, mi pobre Yorick. No debes extrañarte de que tampoco ahora te hayan concedido el premio de la academia. No es comercial decir que te lloraron. Es más encantador y vistoso hablar de obispos y diputados. Resígnate, mi pobre Yorick, pues nunca conseguirás el premio porque eres demasiado discreto, demasiado sencillo y demasiado puro para obtener una subvención.

domingo, febrero 03, 2008

Etimologías

Cuentan que aconteció en un examen oral de Derecho Canónico (Segundo curso del plan antiguo) de la Facultad de Derecho de mi pueblo. El catedrático examinaba a un alumno sobre los requisitos indispensables para la consumación del matrimonio, que son, a saber: 1) Erectio membri virilis. 2) Penetratio membri virilis ad vaginam mulieris. 3) Ejaculatio. No lo traduzco porque está suficientemente claro.

PROFESOR.- Señor Tal, dígame el segundo requisito necesario para la consumación del matrimonio.
ALUMNO.- El requisito segundo para la consumación del matrimonio es "penetratio membri virilis in vaginam mulieris", vagina, que viene de vaina, que era donde metían los romanos la espada.
PROFESOR (ligeramente molesto).- Bueno, bueno. Dígame ahora en qué consiste la figura del "padre putativo".
ALUMNO.- Pues como su propio nombre indica...
PROFESOR (interrumpiéndole espantado).- ¡¡Déjese!! ¡¡Déjese de etimologías!!


Este sucedido me ha venido a las mientes porque la semana pasada, en una de nuestras tertulias, divagábamos Turulato y el abajo firmante sobre el Paráclito. Y para conocer sobre su etimología recurrimos a una contertulia (y sin embargo, amiga) erudita en lenguas muertas. "Paráclito... -dijo- "Para" significa "junto a"... Paráclito, mmm, "junto al clito". Silencio espeso como un bloque de mantequilla soriana. Y carcajada colectiva.
Terminamos cantando a coro La chica del 17. Que nos gustan los cuplés.