Se acerca tu presencia viajera
visitando la mirada.
Me remueve tu voz y el fruto
de mi voz se crece al viento.
No temas, mi pequeña,
no se nublen tus ojos,
que voy a andar ligero
enredado a tus pies.
Espérame en la sombra,
al final de los árboles.
Extenderé las alas
y volaré hacia ti.
Penetraré lo oscuro,
reclamaré del bosque
la quietud de tus labios
y ya no habrá enemigos
pendientes de tus pasos.
Duerme.
Mi corazón empieza a deslizarse
por la suave ladera de tu pelo.
martes, febrero 21, 2006
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1 comentario:
con suave melancolía..
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