jueves, marzo 17, 2005

Sicut erat in principio

¡Pobre Yorick! ¿Quién iba a decirte a ti cuando triscabas alegre entre las bestezuelas del campo, huérfano de sinsabores, que tu nombre se deslizaría impúdicamente por los labios de no pocos estafermos que creían estar en medio de la gloria? ¡Ah, hermosa traición la de las luces de la batería que te impiden ver la mueca del público!

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