El eximio actor Emilio Thuiller cuidaba siempre la pulcritud y la elegancia indumentaria (las gentes del teatro somos un poco raras). Para una comedia necesitaba un frac azul y lo encargó a su sastre habitual quien, apenas lo hubo terminado, lo llevó al teatro para ver si le satisfacía.
No sucedió esto último, y el sastre, defendiendo su propia obra, dijo:
-Fíjese usted, don Emilio, que este frac le sienta a usted como un guante.
-Fíjese usted, don Emilio, que este frac le sienta a usted como un guante.
-No lo niego -respondió el actor-; pero yo hubiera preferido que me sentara como un frac.
4 comentarios:
¡Eso, precisión, que falta hace!
Agudo.:)
Muy buena respuesta!
Un besazo, Chafarderillo! ;)
¡Demos al frac lo que es del frac y al guante lo que es del guante!
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