jueves, octubre 06, 2011

Siempre nos quedará París (I)


Brilla el sol matutino frente a la casa de Victor Hugo en la Place des Vosges y, mientras espero tu llegada en los jardines, me parece ver pasear frente a mi a Alejandro Dumas del brazo de Lamartine. Seguramente acuden a desayunar con su anfitrión, pues los fantasmas de los escritores, como en vida trasnocharon tanto, madrugan y se reúnen para llenarse del sol que les falta en sus sepulcros. Fotografío la escena y, no sólo no aparecen, sino que he conseguido crear el efecto de que parte del edificio se desplace peligrosamente inclinado hacia abajo. La casa, más que un paisaje es un estado de ánimo. Tu como escritora lo sabes y por eso me has pedido que acuda allí, para sentir el roce los personajes al cruzarse con nosotros, percibir el aroma de sus sueños, la fiereza de sus pensamientos. Y ellos caminan por entre los jardines, se sientan en los viejos sillones del museo y ríen escandalosamente los comentarios de los visitantes que no son capaces de verlos. En ese instante siento las yemas de tus dedos acariciando suavemente las mías y un suspiro de alivio me recorre las venas. Los espectros se desvanecen con tu llegada porque traes en el bolso las cuartillas que has ido corrigiendo en el metro, todavía un par de líneas aparecen tachadas y vueltas a escribir.

- Esto es el cinismo, -te digo muy serio- volver a escribir lo que ya habíamos tachado.
Ríes sonoramente y te pones de puntillas para darme un beso. ¿Cómo? ¿Que ya te vas? Bueno. Te esperaré en Montmartre a que me traigas más escritos.

3 comentarios:

Silvia dijo...

Precioso.

MABANA dijo...

Si te digo que me ha encantado, mentiría....me embelesó!!

Es que cuando quieres escribir, lo haces de tal manera, que me fascina!!...

Besos muuuuchos!!

penelope dijo...

Cariño, es sublime. Tanto, que sabes qué voy a hacer? Imprimirlo para poder releerlo cuando dentro de unos días esté allí. Justo allí.
Igual que hacía con el poema aquél de Clara y su olor a colonia de lavanda, que todavía conservo (es como un pequello tesorillo) y disfruto.
Me voy a por el II...