Pero, hablando de sorderas, dice el saber popular que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Y en teatro no querer oír puede resultar muy malo, pero no querer hablar puede ser ya pavoroso. Porque, siguiendo con la primera escena del Tenorio, algo muy grave debió sucederle al actor que interpretaba el papel de Butarelli (posiblemente una diferencia económica con el empresario) que le indignó. Y urdió con paciencia su fría venganza.
Se levantó el telón y empezó la acción...
DON DIEGO.- ¿La hostería del Laurel?
BUTARELLI.- ¡En la acera de enfrente!
El "hostelero" cerró bruscamente la puerta y dio con ella en las narices a todo quisque, pues hubo de suspenderse la función en medio de un barullo escandaloso y colosal.
Sorderas, enmudecimientos y mala uva...
Se levantó el telón y empezó la acción...
DON DIEGO.- ¿La hostería del Laurel?
BUTARELLI.- ¡En la acera de enfrente!
El "hostelero" cerró bruscamente la puerta y dio con ella en las narices a todo quisque, pues hubo de suspenderse la función en medio de un barullo escandaloso y colosal.
Sorderas, enmudecimientos y mala uva...
4 comentarios:
Mejor un cierre a tiempo que ciertas palabras, que algunas van cargadas de veneno.
Un abrazo
¡Me gusta!. Más de un problema nos hubiésemos ahorrado mandando a la acera de enfrente a más de uno.
De muy mal caracter el actor, y lo peor es que echó a perder el trabajo de los otros.
Saludos.
Dicen que la venganza es un manjar que se come frío, ¡¡Brrr!!
Saludos desde México.
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