Casi siempre lo que tendemos a atribuir de manera confiada a la memoria -ese hecho, esa escena prendida con alfileres que hemos rescatado del olvido- no es más que una narración que se desarrolla en nuestra mente y que, con mucha frecuencia, se transforma al ser contada. Hay un eterno conflicto de intereses emocionales que se orquestan para que la vida llegue a ser alguna vez plenamente aceptable, y suele ser misión del narrador que las cosas se ajusten a este fin. La niebla del recuerdo es densa y el narrador se aviene a disiparla con sus palabras. El pasado y la memoria están envueltos en la niebla. El narrador distorsiona lo que fue real. Cuando hablamos del pasado mentimos.
Aunque las cicatrices nos recuerdan que aquello que vivimos fue real.
Aunque las cicatrices nos recuerdan que aquello que vivimos fue real.
6 comentarios:
¿mentiras? ¿y qué es verdad? a veces también tanta luz nos deslumbra. La niebla está bien, los recuerdos también.
Un beso
Algunos recuerdos están mas nítidos que otros y algunos se van perdiendo en esa densa niebla hasta quedar reducidos a oscuras sombras, así es la mente humana, que le vamos a hacer
Saludos y buen inicio de semana.
Muy cierto. Y a veces el narrador dice mucho con sus silencios...
Uno envuelve en su narrativa lo que "prefiere" recordar...como narrador del pasado.
Aunque habemos casos, que solemos olvidar y dar x hecho que el pasado fue genial...cosas de uno!, es cuando pienso que con esta actitud no dañas a nadie y que las cicatrices aunque ahi estan, pueden ser el recuerdo de algo que fue...malo? o maravilloso?...pero ahi se quedan...en algo que fue...
besitos muchos de demasiados
tamf
A veces tenemos tanto deseo de recordar algo ,que no es que mintamos ,es que imaginamos el recuerdo .
¿Qué sería de la memoria sin el lujo de la imaginación?
Con frecuencia miente nuestra percepción de lo sucedido. Además la memoria es selectiva a la hora de almacenar. Con el paso del tiempo los recuerdos se hacen difusos, se superponen y se solapan, y terminamos reconstruyéndolos, unas veces para digerirlos, otras para fantasearlos. Y cuando los contamos... algo añadiremos, con algo los sazonaremos, si queremos no aburrir a los moscardones.
Así que narración e imaginación no son materias de certeza, ni siquiera de verdad. Que para eso está la lógica y la matemática (e igual también la ignorancia de aquellas mentes simplificadoras que quieren reducirlo todo a verdad o mentira)
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