Un comediógrafo fracasado se quejaba con amargura al novelista francés Anatole France de lo despiadadamente que la crítica lo había tratado. El novelista se afanaba en consolarle, pero no lo conseguía:
-¡Estos críticos son todos unos imbéciles! -despotricaba el autor teatral-. Desengáñese, maestro, ¡la tontería no tiene cura!
A lo que France respondió con tono amable:
-No desespere usted, no desespere.
-¡Estos críticos son todos unos imbéciles! -despotricaba el autor teatral-. Desengáñese, maestro, ¡la tontería no tiene cura!
A lo que France respondió con tono amable:
-No desespere usted, no desespere.
3 comentarios:
Sí, es verdad, hay tontos que no desesperan. ¡Muy buena la anécdota!
Pienso que hay de gustos a gustos, podrá no gustarle una obra al crítico y sin embargo al público sí, solo que coincidan en opinión ambos, quiere decir que la obra no sirve.
Abrazos.
Lo peor de los tontos, es cuando se las dan de listos.Mer.
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