Cuando reunía a sus amigos se afanaba en remover historias del pasado con una sagacidad casi imperceptible. Creaba un clima confianzudo, lo cargaba de relativa intimidad hasta que las lenguas se sentían descaradas y comenzaban a soltarse recordando situaciones pretéritas que casi todos habían vivido conjuntamente. A partir de ahí, manejaba el escalpelo de la credulidad y procedía metódicamente a cambiar poco a poco la historia a su conveniencia. Registraba cada variación en su cabeza y las guardaba para la siguiente reunión. Entonces volvía a la carga, pero ya era él quien -con el recuerdo convenientemente modificado- contaba la historia. Sus amigos se marchaban no con su recuerdo propio y auténtico, sino con el que él les había relatado. Había construido sus nuevos recuerdos del pasado.
lunes, abril 14, 2008
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7 comentarios:
Habilidad que cuentan muchos en su haber...y que inclusive te hacen dudar de la realidad que tu sabes que fue...
Lo que yo no entiendo con este tipo de personas, es que ganan con esto?...¿tener siempre la razón?...tal vez
Luego entonces, son los mas inseguros de la realidad...digo no??
tamf
B. ganan tranquilidad; necesitan que el mundo sea como ellos necesitan que sea, pues de otro modo la realidad les grita sus equivocaciones y minusvalías.
Y no es suficiente que se crean sus justificaciones, pues las realidades de otros les seguirían demostrando sus carencias.
Así que desarrollan una gran habilidad -pura supervivencia- para convencernos de que su camino vital es el mejor.
El paradigma es aquel cojo que cuando atravesaba la dehesa junto a sus amigos, al ver que les embestían los toros, les gritó a los demás: ¡No corráis, que es peor!.
A mí, mientras no haga daño a nadie con su "lifting" del pasado, como si quiere hacer creer al mundo que es Mister Universo. Tarde o temprano, se acabará dando con la realidad en los morros.
Besos
Pues yo creo que ese tipo de personas,que todos conocemos,no convencen a nadie de los que comparten su recuerdo,lo que sucede es que a veces, es más cómodo no discutir y dejar a la gente con sus ideas siempre que no mientan descaradamente claro.
La fantasía es maravillosa y puede convertir tu vida normal y corriente en una apasionante novela.
Currinche.
Tenéis que reconocer que hay gente que no sabe recordar nada y menos construir sus propios recuerdos. Y hay otra gente, mucho más creativa, que de tanto recordar reconstruyen el recuerdo. Y como son creativos mienten: se creen sus mentiras, embrujan a los otros, que son vagos hasta para recordar, y les sumergen en un supuesto pasado compartido mucho más brillante, trágico, heroico, divertido o espectacular que lo que fue el original. Y a esos reconstructores de recuerdos colectivos se les ha llamado de todo: bardos, chamanes, poetas, historiadores, o, simplemente, cuentistas.
¡Qué manipulador! Pero los otros, ¿Cómo es que se dejan?
Saludos desde México.
Creo conocer ese tipo de gente, manipuladores, sin escr�pulos, que ante su inseguridad, necesitan del reconocimiento de los dem�s, mucho cuidado con ellos o ellas.
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